miércoles, 16 de marzo de 2011

Las personas y nada más

Nada hay de raro en hallar discrepancias entre diferentes opciones políticas. Incluso, lo contrario, el pensamiento único, sería un atentado atroz contra la democracia en la que, algunos políticos, dicen aún que nos encontramos. Lo cierto es que la partitocracia se deja notar más si cabe, en estos tiempos de crisis, en los que los políticos, sobre todo, a nivel nacional, intentar regular cada palmo de lo que aún le queda libre al ciudadano común.

El tema de la energía, en boca de todos por mor del desgraciado terremoto de Japón y la probable catástrofe nuclear, que tanta importancia tiene para nuestro modo de vida hoy, no supone más que un luctuoso ejemplo de lo que los partidos políticos pueden provocar en el ciudadano. Porque el control absoluto de la energía y los pactos soterrados con las grandes compañías están provocando que el via crucis cotidiano de llegar a fin de mes se haga cada vez más insoportable. Cuando la ideología se impone al bien común el ciudadano es el que paga las consecuencias. Y mientras, a pagar el camelo de las renovables y la energía a Francia, subiendo, de nuevo, la factura de la luz y el gas, siempre, como decisión política y, por tanto, prescindible y engañosa.

Los ciudadanos tenemos dos opciones para arruinar a los que nos arruinan y alcanzar la vedadera libertad social, en la que los partidos políticos no tengan blindadas al gusto sus medidas y sus leyes durante cuatro años. O seguimos el camino de los que se han rebelado contra las dictaduras islamistas, es decir, a lo bestia, -aunque supone una vía poco recomendabe y nuestra noción acomodada de la vida nos lo impide-, o acudimos a las urnas cuando los políticos decidan que podemos ir. No nos queda otra. Porque renunciar a este derecho, es como, perdonen la expresión, "bajarse los pantalones" y claudicar ante la existencia de la casta política y adláteres, y el resto de los paganos. 

En este blog, pequeñísima muestra de las diferentes sensibilidades (como le gusta decir a más de uno), hemos podido ir comprobando que una gestión tiene multitud de matices, en este caso, la que lleva a cabo el PP (bueno, y PA) en el Ayuntamiento de Tomares. Cualquier acción da para mucho, desde los que defienden de modo injustificado a capa y espada lo que se hace en nuestra ciudad, hasta los que por norma consideran nefasta cualquier acción del equipo de gobierno, pasando por los que opinan a favor, en contra o en contra y a favor según sea la cuestión. Los que analizan y nunca están contentos, los que saben decir y escuchar y los que, definitivamente, se haga lo que se haga, permanecen ausentes, como idos, preocupados fundamentalmente por el otra de gambas.

Votar supone lo único que le queda al ciudadano para expresarse (aunque lo haga sobre listas cerradas). Es una expresión anónima pero, no por ello, menos importante.Y aquí, en Tomares, hemos, -debemos-, decidir quién gestionará lo que nos afecta de primera mano, a nosotros y a nuestros hijos, nuestra ciudad. Votar en conciencia como acto de responsabilidad y olvidarnos de las siglas, mal endémico de nuestra sociedad. Recordar, observar y decidir teniendo en cuenta quiénes son las personas que se difuminan tras unos colores y unos símbolos. Las personas y nada más.

1 comentarios:

Tienes razón, son todos iguales... pero unos más iguales que otros y la Cristina, viendo cómo tragó (voluntariamente) con la antigua y ferruginosa primera edil de Tomares me da a mi que muy muy de fiar no es. Porque... 2003-2007, arrogancia y soberbia, 2007-2010, silencio, 2011 simpatía suprema, tipito e imagen victimista de sí misma.

Ya cometí el error de votar una vez al PSOE,sus personas todas piensan igual... en los EREs, por ejemplo, de hecho los que ahora están imputados o los altos cargos que están metidos hasta las trancas son los que han permitido que la Cristina sea ahora la candidata a Tomares. De raza el viene al galgo.

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